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--- Semana Santa Viveiro ---

Semana Santa Viveiro

Publicado 12/06/11

A GALERNA DE 1961


No 50 cabodano da Galerna.Misa polos naufragos


Como xa ven sendo habitual dende a ano 1995, data na que se inaugurou a praza do náufrago de Celeiro, en homenaxe ás Xentes do Mar, e en especial os que perderon a súa vida nel, a Comisión do Náufrago organiza para hoxe Martes día 12 de Xullo, as 9 da noite a Eucaristía en dita praza en memoria dos falecidos en accidente de mar, e este ano en especial, coincidindo coa data máis luctuosa para o porto de Celeiro, en recordó dos trinta mortos na galena de 1961, nos afundimentos dos pesqueiros “Mari Loly Grela”, “Badiola” e “Todos los Santos”, asi como tamén o “Santa Lucía”, que ainda pertencia a Santander, armaba para a costeira do bonito en Espasante, perecendo dous vecinos da bisbarra. Nesta ocasión a ceremonia relixiosa estará presidida polo bispo da diócese D. Manuel Sánchez Monge, que estará acompañado do Arcipreste de Viveiro, D. Xose Román Escourido Basanta, o Delegado Episcopal da diócese do Apostolado do Mar e párroco de Cariño, D. Francisco Gomez García, e tamén dos párrocos de Santiago de Viveiro, D. José Bello Lagüela e o de Santa Maria do Campo de Viveiro, D. Luis Fole Freire, así como de D. Avelino González Loureiro, párroco de Celeiro, e asi mesmo estarán representadas as administracións locais, provinciais e autonómicas.
Paralelamente a este acto, o dia anterior, Luns,  ás 8 da tarde, será inaugurada unha exposición fotográfica dos barcos de Celeiro que había no porto no ano 1961, como homenaxe ós marineiros que pereceron naquel suceso. As fotografías foron recopiladas por Jose Ramón Fernández e otras pesoas, e estarán expostas no fogar dos mariñeiros na pranta baixa da Cofradía de Pescadores Santiago Apostolo de Celeiro.
A Comisión do Náufrago de Celeiro invita á participación nestes actos dado que os falecidos non só foron de Celeiro, senón tamén de Viveiro, Covas ou Xuances.

 

Publicado 11/07/11

Colección de Pregones.Semana Santa 1975

Este pregón fue pronunciado en la Sala de Fiestas de Verxeles,el día veinticuatro de marzo de 1975 por D. Sebastián Martínez-Risco y Macías

Caros e ilustres Hermanos de las Cofradías vivarienses de Semana Santa:
Dignas autoridades civiles y eclesiásticas:

Señoras y Señores:


Permitidme que ante la magnitud del honor que para mi supone el verme investido de la condición de nuncio de la Semana Mayor vivariense, inauguré mis palabras con la confesión de mi incertidumbre sobre el motivo o, mejor, sobre la justificación de que tal honor haya podido serme otorgado. Cuestión que corresponde, en rigor, a la intimidad de la conciencia, la modestia me impele, sin embargo, a exteriorizarla.


Tan alta distinción, que muy de veras agradezco a las ilustres Cofradías religiosas, que me la han concedido, no puede distinguir en mi persona otro mérito que el de fiel amante de Galicia, en cuya corona luce como preciada joya la urbe vivariense; ni puede reconocer en ella otro título que el de la devota admiración que de muy antiguo, porque me viene de herencia y se templó al calor de la amistad, siento por la muy noble y leal ciudad del Landro; ni puede, en fin, ver en mí más significación que la de ejercer inmerecidamente la presidencia de la Real Academia Gallega, de la cual es Vivero parcela corporativa predilecta. Pero valgan o no valgan para cohonestar mi presencia ante vosotros, lo cierto es que estos sinceros sentimientos de afección no son gratuitos sino justamente debidos a las atrayentes y valiosas cualidades de esta prócer ciudad, merecedora de todo encomio y alabanza porque, junto a la hermosura de su asiento geográfico, posee las tres cosas que más dignifican y ensalzan a un pueblo: su historia, su cultura y su espíritu religioso.


Ciudad de fecunda historia, Vivero hunde y alimenta sus raíces en el humus del tiempo pretérito, a lo largo del cual debatióse con firme voluntad hasta alcanzar la personalidad cívica que hoy ostenta y de la que dan fe sus antiguos monumentos.
Ciudad culta, puede gloriarse de haber sido cuna de aquella personalidad prócer de la inteligencia que se llamó Nicomedes Pastor Díaz, astro refulgente que con su poema Alborada, de título profético, hizo despuntar la aurora de la galleguidad, y a quien la Real Academia Gallega dedicó sendos homenajes al cumplirse los centenarios de su nacimiento y de su muerte. Y puede también jactarse de la fertilidad de su plantel académico, que por sus sabores, méritos y probado amor a la tierra madre decoraron numerosos hijos de Vivero o que de Vivero hicieron patria de adopción: los hermanos Villar Ponte, Parga Sanjurjo, Chao Espina, Noya González, García Dóriga, Tobío Campos, Vila Abuín, Trobo, Fernández Mosteiro, Donapétry…
Ciudad cuya manifiesta religiosidad trascendió a la lira de un egrogio y castizo poeta que en sus aledaños vivió, Antonio Noriega Varela, quien en composición encabezada con una bella imagen describe esta piadosa escena protagonizada por la gente vivariense:

Xa antes de anclar a alborada
sobre a tua Ponte sonada,
humildosiña, contrita,
pasa a xente arrodillada
do Ecce Homo cara a ermita.

Religiosidad que encuentra hoy elocuente y singular expresión en la actitud con que sus hijos se disponen a vivir las emociones de estos evocadores dias, centro y ápice del espíritu del orbe cristiano, durante los que se conmemoran los Misterios de la Pasión y Muerte de Jesús.


A esas relevantes cualidades une Vivero la de una sana alegría. La ciudad sonríe con la sonrisa abierta de las personas de bien, de las gentes de conciencia limpia. Sonríe en la bahía gozosa de la animación propia de la vida del mar; sonríe en el dorado arenal, que besa con su fino y ancho labio las insinuantes y espumosas olas bajo la celosa mirada de los roquedos Castelos; sonríe en el pintoresco paisaje de su entorno, coronado por el Penedo do Galo. La ciudad y su tierra exultan a lo largo del año en fiestas dominadas por la motivación religiosa y que, como lo tiene observado, llenan el periodo que va de la Ascensión al San Ciprián. El mismo inspirado poeta mindoniense registró esta nota de la alegría de Vivero, conjugándola con aquella virtud de su religiosidad, en esta donosa cuarteta:


Vila alegre, vila pía,
ríndeslle a Dios pleitesía
en San Francisco (¡un portento!)
i estache Santa María
brincando no pensamento.


Y acentuando el maridaje de esos dos sentimientos de religiosidad y de alegría, no ya compatibles, sino ligados por relación de mútua causalidad, Noriega Varela atribuy a al “villa alegre”, reconociendo la polivalencia de su sensibilidad, el simultáneo cultivo de las dos devociones:

Incostante, toda amores,
repárte-los teus fervores
entre o incensario e o pandeiro:
vas para monxa en Valdeflores
i és bacante no Naseiro.


Pero, ¡ay!, he aquí que esa proverbial jocundidad vivariense debe ceder, y cede, en estos días de religioso luto, al dolor que suscita en los espíritus cristianos la evocación del drama del Calvario; he aquí que el recuerdo de la Pasión de Cristo ensombrece el ánimo de la ciudad de Vivero y va a eclipsar su habitual alegría. También con su muerte en Cruz ignominiosa se eclipsaban entonces los asombrosos prodigios con los que El certificaba la misión divina de su vida ante la materialidad de la fuerza de todo un imperio que con iniquidad le declaraa reo de alta traición; se eclipsaba la ejemplar santidad de una doctrina; se eclipsaba dulce fraternidad de una conducta. Aquel día aciago, día de la Suprema Injusticia, todas esas rutilantes luces del espíritu se apagaban, aun cuando desde entonces y a lo largo de veinte siglos habían de encenderse de nuevo y alumbrar el camino de la humanidad llevadas desde el fondo y a través de la senda de la historia por doce humildes pescadores. Desde entonces, como dice Papini al referirse a la memoria que en todas parte se conserva do Cristo, “en las paredes de las iglesias y de las escuelas, en las cimas de los campanarios y de los montes, en las ermitas de los caminos, a la cabecera de las camas y sobre las tumbas, millones de cruces recuerdan la muerte del Crucificado”.


¡Ah!, pero en aquella misma hora, en aquella tremenda hora marcada para siempre por la tortura de la Cruz infamante, las tinieblas de la muerte de un Justo oscurecieron el mundo. ¿Qué mucho más que  al recordarlo se nuble también el alegre talante de una ciudad, que Vivero apague su regocijo con el penosísimo recuerdo de la Crucifixión? Y el pueblo de Vivero, punzado por el acerbo dolor de tan sagrada evocación, plegará las alas de su habitual alborozo y se entregará en estos señalados días, con piadoso recogimiento, con íntima religiosidad  –como desde remotos tiempo–  a los actos conmemorativos y a las litúrgicas representaciones de la Pasión y Muerte del Señor, glosados por ilustres escritores y cronistas con tanto fervor, erudición y acierto que empequeñecen y aún hacen innecesaria la aportación de mi modesta palabra.


He dicho, caros oyentes, que el pueblo de Vivero seentregará con piadoso recogimiento a los actos y representaciones conmemorativos de la Pasión y Muerte del Señor, y debe subrayar esta idea que, dadas mis informaciones, tengo por real y verdadera. Porque, en efecto, al intervenir en esos actos de secular tradición popular, los vivarienses no actuarán como meros participantes o, por decirlo gráficamente, como simples espectadores, sino que, en eslabón de una larga cadena de generaciones, obrarán, por dictado tradicional, como devotos protagonista, vivirán íntimamente las diversas escenas en que consisten aquellas sagradas conmemoraciones, inspiradas esencialmente en el relato evangélico; se identificarán con el augosto drama y se acercarán de corazón a sus santos personajes, porque el sentimiento de la piedad es una de las manifestaciones del amor. Atenderán con ello los vivarienses del pastoral consejo que el rector de esta diócesis, nuestro respetable amigo monseñor Argaya Goicoechea, dio a los presidentes de sus Cofradías en carta de signo paternal, refiriéndose a los desfiles de Semana Santa: “Las procesiones tendrán valor en cuento hagan vivir a los fieles los tremendos misterios de la Pasión del Señor”.
Pues bien; los actos

litúrgicos procesionales y las representaciones piadosas de la Semana Santa vivariense revisten tradicionalmente honda solemnidad religiosa y es fama que poseen tan grado de dignidad artística que son sobradamente susceptibles de hacer “vivir” los misterios de la Pasión a los fieles, y de que éstos los sientan verdaderamente y revivan en su ánimo atribulado, como quería el celoso Pastor mindoniense. No en vano han llegado a adquirir categoría de ejemplares entre los más destacados de la región gallega.
Y no es de hoy esta espiritual actitud de íntima rememoración de la Pasión de Cristo por el pueblo de Vivero; Recordemos, si no, la historia de sus ilustres y piadosas Cofradías, celosamente guardada en la erudita crónica local, que sitúa su origen en el siglo XIII, coincidente, sin duda, con el establecimiento en la ciudad de las comunidades religiosas de franciscanos y dominicos, y que fueron sucediéndose a lo largo de los siglos sin cejar en la guarda de la tradición pasionista. “Desde entonces –dice con verdad el historiador Donapétry– se celebran con extraordinaria solemnidad los cultos de la Semana Mayor en las iglesias parroquiales y conventuales de Vivero y por su esplendor llegaron a tener fama en toda Galicia”. Pecaríamos de injustos si no trajéramos aquí, en reverencial despliegue, los nombres de esas celosas o insignes comunidades piadosas: la veterana Orden Tercera Franciscana, y las más recientes pero no menos devotas del Santísimo Cristo de la Piedad, del Santísimo Rosario, del Prendimiento, de las Siete Palabras y de la Santa Cruz, alentada ésta última por la delicada sensibilidad religiosa de las damas vivarienses.


Así, tan paulatina como naturalmente, fue deserrollándose el proceso de identificación de las conmemoraciones de la Semana Santa con el piadoso protagonismo del pueblo. Así, el árbol de la tradición religiosa vivariense dio el fruto de la devoción popular, que sin duda ha de manifestarse tan recogida como fervorosa en estos sagrados días.


¿Y cómo podía ser de otros modo, sí las sucesivas generaciones de esta católica urbe tenían y siguen teniendo ante sí el recuerdo y el ejemplo de la Pasión de Jesús, perpetuado en un artístico y profuso conjunto inconográfico? Esculpido el grupo del Calvario en el interior de la Puerta de la Villa –testimonio de que tal vez en su época del siglo XII dieron comienzo las celebraciones de la Semana Santa en Vivero– y el grupo de la Piedad sobre la puerta de San Antonio, en la iglesia de Santa María del Campo. Y prodigadas en altares y retablos de las iglesias de la ciudad y de su entorno, y en el santuario de Nuestra Señora de la Misericordia, valiosas y evocadoras imágenes del Santo Cristo y de la Virgen Dolorosa. Puede decirse, por tanto, que todo, todo en Vivero efunde el recuerdo del Sublime Sacrificio y estimula a las almas a demorarse inmersas en su devota y penitencial conmemoración.
Ha llegado, pues, la Semana Santa, culminación del ciclo litúrgico del año. Va a vivir Viver

o –reparara en la significación pleonástica que asume aquí la expresión: vida espiritual nacida en un terreno originario de la vida–. va a vivir Vivero días aleccionadores nutridos de la savia de esa tradición secular a la que ha aludido, enraízada en el alma del pueblo que de seguro, como también he dicho, intervendrá de modo íntimo y unánimo en los desfiles procesionales por las calles de la ciudad convertidas en ríos de cristiano fervor y sumidas en expectante silencio.


Durante los días cruciales –nunca mejor designados– de la Semana Mayor, como en años anteriores, cobrarán animación y vida las imágenes y los artículos y evocadores pasos, en las formaciones y ceremonias pascuales organizadas por las Cofradías respectivas. Por el número y por la calidad de su rica imaginería Vivero convertirase en inmenso escenario de religiosa piedad y sereno recogimiento, en el que va manifestarse su acendrada espiritualidad ante los Misterios de la Pasión de Cristo. Escenas representadas por imágenes poseidas de vivaz realismo, pondrán ante los ojos del pueblo, en solemne rememoración, el augusto drama del Calvario.


Al emotivo prólogo de la procesión de la Cena,  el Jueves Santo, desarrolladaen hora crepuscular, simbólica del crepúsculo de la vida humana de Jesús, que en el paso destinado a representarla preside, en la mano la copa donde todos los discípulos posarán los labios, la mesa cubierta con mantel sobre el que destacan los panes redondos y el jarro de vino; a la escena ofrecida en ese paso, del que parecen salir las palabras del Maestro despidiéndose de sus discípulos: He deseado comer esta Pascua con vosotros, porque os digo que yo no comeré ninguna otras hasta que no se cumpla el Reino de Dios.


A tan fratenal escena, digo, altísimo ejemplo de la hermandad que hoy debiera reinar, y no reina, entre los hombres sucederá la inícua del Beso de Judas, representada en el paso exhibido en la procesión de El Prendimiento, que sale llegadas las sombras de la noche, propicias a escenificar las asochanzas de la traición. En aquella escultórica composición se representan las dos figuras de quiones habían de ser, por los siglos de las siglos símbolos respectivos del mal y del bien. Judas, el hombre de Carioth, poniendo en la mejilla de su Maestro el veneno de la más horrible de las traiciones, que es la traición venal, en un beso que había de producir una tremenda condena, mientras a sus ojos, fijos de horripilación por su propio acto, asoma irreprimible la perfidia de su conducta. Y Jesús, recibiendo con triste mansedumbre en su dulce rostro la mortal afrenta de aquel a quien, aun conociendo de antemano su traición, había recibido al llegar a su lado con las palabras, tan dolidas como fraternales:


–Amigo, ¿qué vienes a hacer? ¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre?.


Esta aleve y repulsiva escena, sí que tiene, por desgracia, en nuestros días, tristes émulos de Iscariote, vendedor de lealtades.


Llenarán el Viernes Santo los actos y ceremonias evocadoras de las más punzantes episodios del drama de la Pasión. En ese día sentimientos de amor, dolor y piedad inundarán de emoción religiosa la ciudad y el ánimo de los vivarienses, ya sobrecogido al contemplar la escena del prendimiento en la noche del día anterior.


A primera hora de la mañana, en la anchurosa plaza Mayor iniciarase la representación del Encuentro de Jesús con su Madre en el aspérrimo y doloroso camino de la tortura, guiada por el fiel y apesarado Juan; camino dulcificado por la caritiva y piadosa acción de la Verónica y que terminará frente al ábside de la románica Santa María del Campo con la tercera caída, solemnemente glosada por el grave son de la campana meyor de la parroquia y la respuesta del campanario monjil de las concepcionistas. La emotiva representación hará que al contemplarla bata las alas el recuerdo de aquel tierno y desgarrador episodio del vía crucis, acaecido en el camino seguido por el trágico cortejo precedido del Centurión a caballo y seguido por Jesús y los dos ladrones, llevando sendas cruces a cuestas, en medio de legionarios armados, bajo el intenso sol de la primavera oriental y en día en que, por ser preparación de la última vigilia de las Pascua judía, las gentes exultaban de alegría y de vida. Durísimo contraste que ofrecía la fúnebre procesión y que sólo contribuían a mitigar el callado llanto de algunas mujeres que, recatadas con sus velos, seguían a Jesús en temeroso silencio; el caritativo rasgo de la Verónica la conmiseración de Simón de Cirene que, movido de asombro y lástima, tomó a cuestas la Cruz que abatía el cuerpo de Jesús obedeciendo buenamente la orden del exactor mortis, del verdugo Centurión de cabeza, y, en fin, el mismo acto de aflictiva y maternal ternura que la ceremonia del Encuentro de esta Semana Santa vivariense se propone reproducir.


A esta impresionante escenificación seguirá otra de no menor plasticidad y devocación, animada como la anterior por los articulados ademanes de los sagrados personajes: la del Descendimiento, o Desenclavo, evocadora de los momentos en que José de Arimatea y Nicodemus, los dos sanedristas que quisieron permanecer ajenos a la gran injusticia del criminal cese y demostrar su adhesión al Maestro, reclamaron a Pilato cuerpo de Jesús y encaminándose al Calvario le desclavaron de la Cruz y le depositaron sobre las rodillas de su Madre.
Celebrarase acto contínuo la procesión del Santo Entierro, centrada en la imagen yacente del pálido Ajusticiado, tendido sobre las piedras del monte Calvario y custodiado por cuatro ángeles portadores de los signos de la Pasión. Libro de la infamante corona y de las espinas que habían herido su piel, desenredados los ensangrentados cabellos y cerrados los ojos por las amorosas y delicadas manos de las Tres Marías, la faz de Jesús se ofrece en este impresionante paso con su antigua dulzura de rasgos. Al contemplarlo, la imaginación del espectador evocará el momento en que, conducido el Cuerpo del Señor por los mismos José de Arimatea y Nicodemus, envuelto en cándida sábana, es depositado en la oscura gruta sepulcral, que inútilmente cierran con pesada piedra. Y en el corazón del contemplador resonarán los acentos de la mística queja de Fray Luis:


¡Y dexas, Pastor santo,
ty grey en este valle hondo, escuro,
con soledad y llanto,
y tú rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro!

Consumada la ausencia humana de Jesús, ejercerá seguidamente el piadoso protagonismo procesional la imagen de su Divina Madre, en llanto y desolación. En el desfile de la Pasión se nos ofrecerá en el hermoso y emotivo grupo escultórico de La Piedad, en el que la Virgen, la cabeza inclinada y el gesto adolorido, sostiene en su regazo el cuerpo exámine de su Hijo. Y en la procesión de La Soledad, apellidada con la dulce eufonía del idioma gallego “dos Caladiños”, volverá a ofrécernos presa de infinita aflicción, con el corazón enlutado como la noche por la que discurre y herido por los puñales del dolor y de la angustiosa soledad, sentimientos que el pueblo expectante comprende y con los que se identifica en lo profundo de su espíritu según la poética interpretación del escritor vivariense Enrique Chao Espina:

Rasga la noche un suspiro
y hay parpadeos de llama
en las lágrimas del cirio y en el llorar de las almas
que se asoman a los ojos
al besar de las pisadas…


Mas los días de turbación y duelo de esta Santa Semana tocarán a su fin, sustituidos por la consumación de la ansiada esperanza, por el gozoso desenlace de la Resurrección y de la Aparición de Jesús, solemnemente conmemoradas en la procesión que el domingo de Pascua se celebrará en ese huerto del espíritu cristiano que es el atrio de la parroquia de Santa María del Campo. Entonces, en renovación de la elocuencia y grandiosidad de ambos Misterios, vendrán a la memoria dos portentosos cuadros: Aquel en que María Magdalena y María de Betania y Juana de Cusa y Salomé, atónitas al ver vacío el sepulcro de Jesús, reciben del joven vestido de blanco, la portensosa nueva:

–No os asustéis.
El que buscáis no está aquí: ha resucitado.
Y aquel otro cuadro en que los Apóstoles, dudosos aún de la Resurrección pese al testimonio de Cleofás y su compañero de haber reconocido al Señor en la casa de Emmaús, reciben en Jerusalén, con estupor, mientras cenaban, la visita de Jesús, que les dice:
–¿Por qué os turbáis?
¿Por qué alientan duda vuestros corazones? Mirad mis manos y mis piés; yo soy, yo; tocadme y ved porque un espíritu no tiene carne y huesos como veis que los tengo yo.
Si. Aquellos actos eucarísticos harán lucir so

bre Vivero el Sol de la Resurrección, que romperá las tinieblas de luto y de dolor por el Supremo Sacrificio. Vivero recobrará su genuina alegría; volverá a sonreir en la bahía, en el dorado arenal, en el pintoresco paisaje de su entorno. Quiera Dios que con esa misma alegría pueda también celebrar lo más pronto posible la humana resurrección de nuestra amada Galicia a al vida de un porvenir económico y social propio, digno y floreciente.


Pero ¿a qué seguir, si estoy seguro de que cuantos me escucháis habéis asistido a todas esas sagradas celebraciones y las habéis vivido fervorosamente? Como lo estoy de que, buscando el fruto sobrenatural de los seis trascendentales días que se avecinan, recogeréis vuestro espíritu en la oración al visitar los templos, ávidos de la paz hoy tan cara a los hombres, tan necesaria a la sociedad convulsionada enque nos ha tocado vivir.


El supremo sacrificio, los cruentes dolores del Mártir del Gólgota, son a la vez lección profunda que enseña al hombre el camino de la fraternidad abnegada, la heróica generosidad y el amor al prójimo, y garantía segura de vida y esperanza, que nos permite elevarnos desde la conciencia de nuestra humana insignificancia de criaturas vivientes a ras de tierra, a la deseada altura de una existencia sempiterna. Nadie como Rosalía, la voz poética más alta de Galicia, cantó esta esperanza de vida ultraterrona mitigadora de la consideración de nuestra finita pequeñez humana y que para ella surge de la contemplación de los sufrimientos de Jesús:

Si medito en tu eterna grandeza,
buen Dios a quien nunca veo,
y levanto, asombrada, los ojos
hacia el alto firmamento
que llenaste de mundos y mundos…,
toda conturbada pienso
que soy menos que un átomo leve
perdido en el Universo:
nada, en fin…, y que al cabo en la nada
han de perderse mis restos.

Más si, cuando el dolor y la duda
me atormentan, corro al templo
y a los pies de la Cruz un refugio
busco, ansiosa, implorando remedio,
de Jesús el cruento martirio
tanto conmueve mi pecho,
y adivino tan dulces promesas
en sus dolores acerbos,
que cual niño que reposa
en el regazo materno,
después de llorar, tranquila
tras la expiación espero
que allá donde Dios habita
he de proseguir viviendo.

Que la luz de esa esperanza abrigada por la cantora del Sar al pie de la imagen de Jesús crucificado, ilumine, caros vivarienses, vuestros espíritus en estos señalados días de tristes recordaciones.

Finaliza aquí la misión de este modesto pregonero, que a la mística columnata de estos días de recogimiento y de celestiales promesas ha querido dejar ceñida la humilde hiedra de estas evocaciones y sugerencias cristianas. Y quiero ahora invitar a quienes le honran escuchándole y a cuantos oigan la llamada de lo sobrenatural y escuchen la voz que a lo largo de viente siglos clama desde el Calvario, a que se entreguen rendidamente a las sagradas conmemoraciones de la Pasión y Muerte de Cristo, pensando que, como con ruda pero expresiva metáfora ha dicho un escritor cristiano, “cada vez que uno de nosotros no responde a su grito, da un nuevo golpe en los clavos que le sujetaron a la indestructible Cruz”.

 

 

Publicado el 10/07/11

 PUBLICACIONES DE  PREGONES DE LA SEMANA SANTA.

Desde hoy vamos  a publicar la colección completa de los pregones que se han publicado en la revista anual  de nuestra Semana Santa Libro Pregón. La colección de los pregones se publicará durante el mes de julio del 2011 y luego se podrá acceder a ellos directamente pulsando en la fotografía del pregonero en la seccion de Pregones.

Esperamos que  disfrutéis con este tipo de información.

 

Publicado 10/07/11

Colección de Pregones.Semana Santa 1974

D. Ramón Otero Pedrayo

Sexan as miñas primeiras palabras para os do pueblo; sexan as miñas primeiras palabras para agradecer esta concurrencia tan deferente e tan extraordinaria que demostra o interés que ten o noble e fidalgo povo-ciudad de Viveiro por atender aos forasteiros, sobre todo os forasteiros doutra época, ainda que señan os espectros de cimonónicos como o que hoxe ten o honor de dirixirvos a palabra.

Realmente eu penso ¿qué falla fai en Viveiro que, chegado o tempo da primaveira, qué falla fai o pregón das festas? Si acaso, o pregón feito por un poeta, por un inspirado, porque o pregón da Semana Santa en unha cidade cristiana e galega como e Viveiro, ese pregón se produce na Naturaleza, se produce nos corazons, se produce en todos os recantos máis fondos do paisaxe, porque agora chega a primaveira. Eu que son un peregrino de tódalas térras de Galicia, que moitas veces teño pasado noites enteiras na costa brava agardando a carón da ermida  de Nª Señora da Barca en Muxía a saída do sol para ver como va como brilantes resplandecentes os píncaros das montañas de Bergantiños; eu que teño andado case tódolos mares e tódalas terras de Galicia,Veño eiquí sempre co entusiasmo que provoca calquer recanto de Galicia, sexa unha carballeira rumorosa deses venerables templos dídricos en donde o reverdecer das primaveiras parece que sexa un deses arcos da costa combatidos pola vara tempestuosa cuia sinfonía é verdadeiramente cósmica e maravillosa, sexa un deses pastorales en donde os castros insomnes, obra de arte das nosas antiguas xeneracios, presiden unha paisaxe silencioso e calado, calquera parte de Galicia e para min unha térra santa, é para min unha terra sagrada, porque foi unha terra que se formou ao decorrer dos séculos tamén con "sangre" e con osos e con poeiras de carne dos nosos labregos e dos nos  mariñeiros. Por eso, entre tódalas térras de Galica a máis santa de todas é a térra dos sagrarios, a térra dos cemiterios sobre todo deses maravillosos cemiterios rústicos que envolven as belidas igrexas románicas; unha terra que, ao revés doutras terras de Galicia que pagaron sempre foro ao r e i , ao obispo, ao cabildo, ao cabaleiro, ao marqués ou ao fidalgo, a térra dos cemiterios de Galicia "sólo" pagou o foro que debe pagar todo cristiano e todo galego., que e o foro a Deus.

Por eso eu digo que o pregón da Semana Santa está en todos os corazós, e máis nos corazós desta ciudade de Viveiro que sempre conserva esta tradición fermosa de celebrar a pasion de Cristo con verdadaira beleza, con dramaturgia(sic), porque a dramaturgia  sea tragedia  sea comedia é a mais fermosa das artes liberales. Pensade nos tempos antiguos da civilización clásica, pensade na"tragedia' grega. A tragedia  grega e a creación mais poderosa máis sutil, máis apaixoada do espirito humano; e  representación. Tamen a Semana Santa, como a Santa Misa, e un ha representación  dramática, e nesa representación vos poñedes toda a vosa alma todo voso recordo, todo o voso corazón. Estas representacions en outra epoca eran xenerales(sic) á maior parte das cidades e das vilas de Galicia. Na miña patria, Ourense sobre o Miño, recordo sendo neno unha: funciós semellantes ás que van a ser, de que vai ser teatro Viveiro dentro de poucos días. Eu recordo a procesión dos Caladiños, a procesión, as ceremonias conmovedoras e emocionantes do Desenclavo de Cristo, en terra de Cristo, o Sermón das Sete palabras derradeiro.
Eu recordo aquel intre en estando toda a praza mayor no momento en que ainda brilan no ceo os derradeiros luceiros da noite, esos luceiros conselleiros, que parecen que son almas que están vixiando para nos, que están mirando para nos, recordo cuando subia S.Juan pola barreira e S. Juan coa sua sonrisa de xoven, inocente, case anxélica, era recibido con un salaio e con unha plausia e con unha  alegria, e cuando as tres veces caía Cristo, que subía alí a Dolorosa,cargado co peso da cruz redentora, os salaios das mulleres da aldea que enchian a miles aquela grande plaza, todo eso desapereceu.

 Hoxe non queda máis que as funciós litúrxicas. Por eso eu felicito desde o cumio ou desde fondo dos meus moitos anos, da miña vella experiencia galega, felicito de todo corazón a esta noble e insigne ciudáde de Viveiro por conservar estas representaciós, que son proba non solamente dunha profunda fe relixiosa, señan tamén dun grande sentimento artístico. Porque elas deben ser coñecidas e plausadas en todo o mundo Todo home e toda muller da cultura levamos dentro de nos un paisaxe da Ática, no paisaxe grego, a valle do A tempe, o paisaxe de Atenas aqueles golfos que parecen esculpidos polo cincel dun escultor maravilloso, aquela gracia das colonias arcádicas donde resonaba a f1auta de Pan, aquela beleza baixo os olivos e os alcipreses onde resona a palabra de Platón, en aquela térra en que se formou a primeira e a única filosofía realmente do mundo.

Outros pensan na campiña romana, criados en Virgilio(sic), criados en Horacio, criados nesa éterna tradición clásica que aínda ten seos sumamente ricos para alimentar co seu leite xeneraciós enteiras de estudiosos e pensan na canpiña romana, aquela famosa carta de Chautebriand no 1.800  dirixida a monsier Fontaines describindo a beleza da campiña romana cos seus arcipresteses como fusos que parecen que levaran o tempo, cos seus acueductos rotos que parecen vértebras dun xigantesco animal, coa grande tristeza que seguíu ao grande Imperio Romano.

Outros pensan nas grandes campiñas de Castilla, a escola toda de Azorín , a escola toda de Unamuno,' sinten, e eu sinto tamén, unha profunda emoción cuando pensamos na gleba castellana, esa térra de Castilla, como decia  Unamuno "Tu me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano Pero a pesar de todo eso, de todos os paisaxes que levamos dentro da alma, e si realmente o paisaxe sedimento é o paisaxe da nosa primeira xuventude, donde fumos creados, donde de nenos andivemos aos nidos e tivemos a primeira sensación de beleza da naturaleza, a primeira sensación da beleza feminina e a primeira sensación e a primeira ins- piracion da poesía, dos ponientes, do setestrelo, etc. esa poesía interferida en todos os cristianos por outro paisaxe, que é o paisaxe da Terra Santa, o paisaxe de Palestina. 0 paisaxe de Palestina non e precisamente un paisaxe maravilloso.  un paisaxe mediterráneo  case desértico; sí, ten partes mou fermosas: a chanura de Xaner célebre polas suas rosas; os arredores de Jericó(sic) o mismo de    Jerusalén(sic) ;   e   un   paisaxe   mais   ben   seco,austero, gracioso, fragante, porque o paisaxe ten tamén fragancia,ten arrecender, e alí arrecende aos arraians (?), aos mirtos, ás adelfas que povoan os cauces fluviales secos durante todo o verán e todo o outono. Ese paisaxe en onde se levantan aqueles grupos de oliveiras antiguas, esa Oliveira Sacra que ten tanta representación e toma aspectos diferentes sequn(sic) o vento, según sea o vento de Herbon ou vento do Mediterráneo, as altas montañas que a circundan, o Herbón coronado de neve moitas veces, o Líbano, célebre polos seus cedros que comparaba sempre Salomón coa altura e a beleza  do cedro do Líbano coa sabiduría do home forte e do home sabio, do home que defendía e sabía domear as pasiós. Esa térra e amada por todos nos por que é a térra donde se desenvolveu a pasión de Cristo, e di ante da pasión de Cristo é a térra en donde vivíu o povo de Israel. Claro, o povo de Israel vivíu en outras térras tamen. Oh! Israel peregrinou moitos anos polos desertos de Arabia. 0 povo de Israel vivíu en Exipto. Para nos todos eses nomes dun puzo (?) dun grupo de olivos, dunha pequeña aldea, dunha tumba -as tumbas e os puzos teñen unha importancia moi grande na Xudea e na Transxordania, e naquel lago de Nazaret tan fermoso que en pequeño reproduce tódalas formas, tódalas tempestades/ tódalas ferezas e tódalas tentacios do mar. A tristeza do mar morto, rodeado de térras mal cultivadas donde se producen aquelas zarzas que parecen rosas, que son todas fúnebres e tristes e podridas .Hai infinita literatura arredor deste país. Temos entre os modernos entre os clásicos modernos e sobre todo as páxinas de Chautebrianc as páxinas de Lamartine, pero eu entre tódalas páxinas que describen os santos lugares de artistas, de poetas, de grandes creadores, eu quedóme cunhas páxinas mui sinxelas dun catalán, pero dun gran catalán, de  Xacinto Verdaguer, que sendo o creador do único poema épico que se escribiú en España no século XIX, o creador da Atlántida  el fixo un viaxe de penitente, que era sacerdote penitente, e pobre nos seus tempos, a Terra Santa, e escribiú nun estilo sinxelo nun estilo casi de estudiante, nun estilo de neno, as suas impresiós de alma candida, de alma aberta a tódalas maravillas de imitación de Cristo , de un estilo sinxelo que chega profundamente á-i-alma. Por eso eu penso que esta térra en donde resonou o longo trono das profecí¬as  que venen desde os tempos primeiros de Moisés rolando a través da historia de Israel, as profecías daqueles homes inspirados, como  Jeremías , como Isaías, que tiveron a perspectiva de futuro, da creación do home-Dios, de Cristo, que tiveron a perspectiva do nacimento milagroso dunha Virxen, que tiveron a perspectiva do Cristianismo. Todo esto, que dunha maneira compendiada pero dunha maneira ao mismo tempo raiolante e maravillosa, como si es tuvera esculpida non en pedra sinón nunha alborada mañanceira podemola ver no Pórtico da Gloria da nosa catedral de Santiago. Por eso vos digo que este paisaxe o levamos todos dentro de nos e o cultivamos sempre, e este paisaxe é emocionante pra todos e máis en esta época(sic) porque precisamente cando toda a alegría dispois do longo inverno, toda a alegría da naturaleza  e dentro das mismas almas nosas volve coa primavera, entón se nos presenta o grande crimen da Historia e a grande xustificación da Historia e a grande nobleza de  historia que e a vida e a Pasión de Cristo. Hoxe toda a naturaleza está contenta, hasta os toxos dos montes, estes nosos montes galegos . dícese  da montaña que  é avara;a montaña galega non é avara,e xenerosa, Hoxe está vestida dun ouro maravilloso dos toxos que foi cantado de unha maneira insuperable polo poeta conocido  de todos vos Noriega Várela, o poeta meu amigo nas soledades de Trasalba, o poeta que eu admiro no fondo do corazón sempre, o poeta cuias cinzas para nos casi sagradas están gardadas pola vosa fe, pola vosa simpatía, pola vosa admiración pola vosa cortesía en este cementerio (sic) de Viveiro que domitan extensos e tan fermosos.......    
En esta    primaveria  que    neste   momento   está   pintando   de    verde as graves e profundas carballeiras que son como templos (A carballeira e un tempo). Esta carballeira está na primaveira  que vai seguindo como dice o Salmo"eteris tamque? dignus? complavitatus sunt?decursus aquarum" e serás -dice-lle ao xusto- a tua alma será como os árbores, os sauces , os salgueiros, que están plantados no decorrer das augas e que son  os primeiros en florecer como si foran mismas escumas que ao mismo fuxir das augas o que fixera planta é flor e esperanza; esta primaveira) que enche toda Galicia, igual o recanto dos xardins abandonados dos pazos onde se pasean ainda as sombras dos antergos, nobles e románticos, de outro tempo; mismo as grandes veigas e esas grandes ribeiras de Ourense e de Pontevedra e estas térras do Cantábrico que moitas veces están envoltas nunha neblina, nunha bagaruxada , nunha neboeira como a de hoxe pero que dá un tono particular de beleza, porque esta neblina, esta bagaruxada, esta do Cantábrico  vén a ser como un estado de melancolía e o estado de melancolía e un estado en xeneral a situación de melancolía do espirito é máis xenerosa que esa alegría bárbara doutros países suxestionados polo calor extraordinario ou  pola grandeza dos hourizontes   esta melancolía da néboa fai-nos a todos intimistas, tódalas estacios tódalas sazós do ano teñen a sua beleza, e as sociedades antigás e nobles e fidalgas, criadas na tradición cristiana e na tradición do traballo como é Galicia, entre os pobos  hispánicos, ten unha vida adaptada perfectamente a tódalas estacións. Pensade no inverno, o inverno é duro, o inverno é un xigante de mil maus que vai arrincando as follas dos carballos, dos castiñeiros e dos alisos, e deixa sólo(sxc) as ramas esqueléticas que se destacan sobriamente sobre o ceo roxo dos ponientes (sic) . 0 inverno ten en troques noites maravillosas, como decía o citado poeta Verdaguer "a noite non se fixo sólo para durmir; fíxose tamén para soñar e para meditar, e entonces no inverno e cando se acenden na esfera os máis fermosos luceiros, esos luceiros que parecen diamantes, dunha luz maravillosa, da luz astral  insoñada e prometida aos que mere¬cen a redención, eses luceiros que alumbráron a meditación dos grandes filósofos e que alumearon tamén a chama da do amor é  de entu¬siasmo dos grandes enamorados, que entre os grandes filósofos e os grandes enamorados hai tamén unha grande relación, un gran avencellamento. E temos tamén o tempo de outono, tempo de despedidas. Tense dito que Galicia dixo sempre adeus, Galicia, especialmente os val do Sar e do Ulla que desembocan na ría de Arousa, está plagada de adeuses o adeus de Juan Rodríguez del Padrón que se desprende da Idade Media, que  se despide dice adeus á época caballeresca  dos torneos e dos grandes reis  que cabalga¬ban noite e día pola conquista de Jerusalen  ; dice adeus ás damas levantadas dos seus grandes castelos que desde alí recibían o tributo das augas e o tributo dos trovadores; ¡dice adeus a tantas cousas e despois o adeus  a nosa Rosalía, a nosa Rosalía que sentiu tan profundamente tódalas virtudes e tódalas dores da sua Terra e tódalas terras; que subiu tantas veces como suben as gaivotas desde o Padrón hasta Santiago o curso do Sar e o volven a baixar, ela tamén,ave dolorida ave dolorosa, ave romántica, ave apasionada de amor por tódolos desgraciados e por tódolos ofendidos subía e baixaba dolorosamente aquela sua via dolorosa imitando a Cristo. Por eso nos pensamos que en  momento a máis fermosa das nr primaveiras e precisamente eso, non nos  podemos entregar de cheo como se entregaban os paganos a alegría das novas fontes cantareiras, porque hasta a nosa alma, a nosa alma ten tamén moito de paisaxe, a nosa alma é como unha gran montaña, profunda, que nunca chegamos por moito que meditemos en conocer as suas profundidades, e na nosa alma nacen moitos manantiales, nacen sete manantiales, según os místicos. Eses manantiales salen exteriormente ou non salen. Moitas veces salen en forma artística, en forma de vida, e como as augas da térra: unhas veces amanecen á luz do día a través dun chafaris artístico, barroco, traballado como unha flor no  claustro dun convento, dun monasterio antiguo ou nun xardín dun pazo, moitas veces salen no medio dun ermo, pero sempre levan a súa voz sana, a súa voz esperanzada, a súa voz fermosa, porque o home debe acostumbrarse a mirar sempre pra seu fondo como si fora un paisaxe en donde ten a redención. Pero precisemente por eso nós sabemos que en esta fermosa primaveira é cando acontece a Pasión de Cristo, e cando se producen as máis grandes inxusticias, é cando o home aparece máis grande e máis miserable, que é pola presencia Home-Dios, pola  presencia do único Home-Dios, que polo tanto foi tan home como nos, e polo tanto a Cristo hai que adora-lo e hai que a quere-lo ademáis como amigo !qué grande sentimento é o sentimento da amistade! Decía Cicerón no seu maravilloso libro, consolo de moitos vellos e de moitos teóricos de Amicicia que a amistade é o don fermoso que fixeron os deuses aos homes despois da ciencia. Eu penso que a amistade está aínda enriba da ciencia por esta beleza do don que ten, porque un sabio e un ignorante fan-se íntimos amigos; un sabio , recabada a sua intelixencia por todalas conquistas do espiritu que anhelante de todalas be lezas do pensamento pode ser amigo home completamente ignorante que sólo sepa andar coas vacas ou solo sepa navegar polos mares procelosos. I eso non e posible doutra forma. Por eso nos en este momento chegamos a encontrar-nos con este momento da historia universal que é o máis fermoso ademáis é único, todolos momentos da historia universal que se reproduce en todos nós porque en todos nós hai moito, na nosa vida, sea das que se chaman afortunadas sea das que se chaman vulgarmente desgraciadas, sean que corren detrais do diñeiro, do poder ou sean das que se recatan como as violetas dos xardís, melancólicamente, exhalando o seu perfume delicioso, as divinidades ignoradas sempre temos rastros da Pasión de Cristo, sempre hai un Domingo de Ramos de alegría e de triunfo sempre hai un Viernes Santo , sempre hai un Xuicio, sempre hai unha morte e temos todos a esperanza que nos deixa Cristo pra todos da resurrección.
Que era Palestina na época en que aparece Cristo? Estades acostumbrados a estudiar na historia Universal, igua1 que  existe a Universal creada polos grandes filósofos da Alemania romántica como Hegen os grandes desenvolvementos dos imperios antiguos (sabedes o desasarollo do Imperio de Egipto  , do Imperio de Mesopotamia, do Imperio Romano,e do Imperio Persa). A Palestina é unha térra extraña, e o pueblo xudío era o pueblo máis extraño da Antigüedade, era un pueblo pobre, era un pueblo nómada que despois se fixou por conquista da Palestina, pero era un pueblo que tina unha ambición inmensa porque tiña a confianza, a inmensa confianza, en que era fillo de Deus, era o elexido de Deus.
Pero esta elección de Deus non estaba seguida por todo o  pueblo, miraba que guiado polos seus profetas era pobre era despreciado, era humillado, non tiña a inmensa riqueza dos Babilonios ou dos do Nínive cos seus enormes palacios, cos seus ríos canalizados, cos seus exércitos crueles e vencedores que recorrían toda Asia Interior, non tiña aqueles "zigurats" ou templos da superficie escalonados, brillantes e pintados coa altura da superficie coa color dun planeta, non había sabido(sic) escrudriñar, sin telescopio  naturalmente, sólo cos propios ollos e co propio cálculo natural, había podido escudriñar as profundidades do ceo (o ceo de Mesopotamia un ceo trasparente).
Deberían deprender ós caldeos as primeiras nocios dos planetas dos astros, dos sete planetas, das influencias dos planetas e das estrelas sobre o destino e sobre o ser das personas(sic). Non era tampouco como o prodixioso Egipto,  a térra máis prodigiosa da Antiguedade, un deserto regado polo Nilo. Cando aparecía a estrela Sotis(?), que é a estrela Sírius que naquela época era branca,despoís co transcurso dos séculos, se puxo roxa , cando aparecía o Nilo e todo Exipto quedaba convertido nunha especie de mar da que sobresalían as cidades. Como dice Herodoto era o mismo que as isla do mar Egeo , as fermosas islas onde viviron os héroes gregos, esas islas que están entre a térra de Asia Menor e a térra de Grecia tendidas como si fora unha gran familia de "fermosos" cantores, por que parece que entonan un canto cos seus nomes arcádicos, cos seus fermosos nomes; esas islas que recorreu Ulises e recorreron tódolos
Gregos(Ulises saliu por outras térras tamén), pois en esa térra de Exipto que era rica, que era feraz pero que tiña a preocupación da morte porque así como os exípcios e os babilonios, que estaban en constante relación con Israel, tiñan a preocupación da vida(...) estaban enamorados da vida activa, da vida dramática, da vida triunfadora, crueles, vengativos, guerreiros; os exípcios eran meditativos, eran máis finos, mais cultos, máis corteses, pero a sua preocupación era tamén terrible, era a morte, o terror da morte, o terror da Morte que a todos, sobre todo aos vellos nos envolve  si non fora porque hai unha forza que nos inspira confianza, o terror da morte, o terror do non-ser por eso levantaron eses enormes monumentos vaciando inmensas masas de térra, de pedra, que parecen montañas, esas pirámides, eses templos, eses laberintos, esas cidades inmensas con esas portas a Tebas das doce portas que eles cultivaban en cuidado do corpo.
Os antiguos que o mismo tempo con tódolos seus destellos de sabiduría
 Con haber inventado a lógica i a metafísica i a matemática i a astronomía i en xeneral tódalas ciencias e tódalas artes e estaban mui pouco adiantados no conocimento de ultratumba, porque o antiguo fora greqo, fora romano, fora un distinguido grego  alumno dos filosofos , alumno da Academia platónica ou alumno do  Liceo aristotélico ou fora un do xardin do Epícuro(sic) ou fora doutra escola calquera, o grego cando chegaba ante a morte tremaba tamén, porque dicía"¿qué pasa despois?". Entre os gregos, entre os que chamamos o mundo clásico, que e o mundo que nos educou a todos en Occidente, sobre todo aos que temos xa moitos anos, pois tiña da outra vida despois da morte unha visión muí confusa. Alguns grandes héroes levantados a unha especie de ceo onde estaban en conversación os uns cos outros, por exemplo, Augusto ou Alejandro, os grandes guerreiros e os grandes filósofos, Pitágoras, os creadores de esculturas, os creadores de cidades, pero eran mui poucos, o mismo que os grandes criminales os tremendos asesinos tamen estaban condenados a tremendos tormentos, como Sísifo, como todos eses tan penizados nas obras de arte, da escultura, da arquitectura, da pintura e da poesía grega, da poesía romana. Pero en troques non sabían o que iba a pasar, non tiñan esperanza ningúnha, porque eles non lles  collía dentro do seu cerebro matemático, non lles collía o pensamento de que puidera vivir un corpo que viran apodrecer na térra; procuraban evitar o apodrecemento todo o posible pero o corpo apodrece, e despois do apodrecemento, despois deses vermes que comen o corpo da mais fermosa muller, o corpo de finé, o corno da Venus, o corpo de Cleopatra, que o comen e que o devoran, ¿como a alma vai a responder aquela alma que decía o emperador Adriano: "animula válvula blandula unha alma que salía no momento da morte, salía da boca como unha  avelaiña fermosa vagando un momento
no aire para desaparecer para sempre? Tuvo que ser Cristo, o Home-o que nos trouxera a  esperanza, tuvo que ser o amigo de tódolos homes. Por eso muitas veces se pensa ou se pensou en outra época, sobre todo no siglo XVII como unha certa relación entre filosofía antigua, especialmente a filosofía de Séneca, a filosofía estoica, que é unha filosofía de costumbres morales casi relixiosas, mui severas, que S.Pablo, un dos primeiros Apostóles,tuvo esa ilusión. Pero, en fin, en este modo cando dominaba xa todas as culturas antiguas o Imperio Romano  extendía por todo o contorno do Mediterraneo , do Mare Nostrum,  todas as Peninsulas do Mediterráneo, especialmente a Península Italica e Hispánica, e esa Asia Menor que estaba cuberta de iglesias  marvillosas, unha das grandes perdas da civilización (Hoxe pensamos moito na civilización e temblamos que a nosa civilización desaparezca destrozada oor factores misteriosos e potentes que ahora(sic) estan xurdindo por todas partes, pero foi grande perda no principio da Edade Media cando as sete iglesias de  Asia e de Efeso, e a de Nicea, a de Calcedonia, aquelas iglesias tan maravillosas fundadas polos apóstoles, a de Antioquia, donde" naceu a palabra Cristianismo como religión , esas ferrosas iglesias apostólicas decoradas maravillas de arte bizantino, cheas de saber para os padres da Iglesia grega en esa lengua maravillosa do evangelio de San Juan ten tamén en grego, como si fora este belido florecer da primaveira (o grego de S. ]uan a diferencia do grego dos outros evangelios  ten esa gracia xuvenil, esa gracia e verbo fino de estudiante, chea de luces e de inocencia, como teñen as follas novas das carballeiras da nosa Terra. Pois ben, no medio deste grande Imperio Romano, que merecía disfrutar dunha paz enorme baixo a lei do "líctor" cando os pretores dominaban as provincias, cando o Senado que parece de perfectos menbros, parecía unha asamblea de dioses  unha  asamblea de reis, dominaba desde Asia hasta os confins do Atlántico, chegaba hasta Galicia, que é o termino da cultura antigua, pero non chegaba a Irlanda donde se conservaba enteira a fogueira  da cultura, de esperanza céltica, entonces o pueblo de Israel(...) por medio de espada i por medio da política i por medio das grandes riquezas comerciales como en Alejandría, como en Roma, como en Corinto ciudades ricas, ciudades de placer, ciudades de luxo, ciudades vicio, fantásticas, máis fermosas que as de hoxe, porque a Roma da cadencia era máis fermosa que a Nueva York e que tódalas cidades .
Tiña barrios enteiros cubertos de tellas  de ouro, que brillaba estrepitosamente aos raios do sol. Pois ben, os hebreos non querían nada deso, querían outra soberanía e isto non o entendían os antiguos. Por eso cando aparece Cristo, como dice Josué, é un momento de paz, un momento en que parece a paz, aquela paz augusta se extende por todo o mundo, e todos conocedes como se produce a Pasión de Cristo todos conocedes, todos levades no voso corazón o nacimento de Cristo, as profecías que o anunciaron, o momento en que aparece, a anunciación, todos eses fermosos misterios que a mellor maneira de sentir a  nos  é non sólo le-los nos libros ou nos berviarios sagrados, senón segui-la na escultura románica. Houbo unha época da historia de Galicia, foi no sáculo XI e o séculoXII e hasta parte do sáculo XIII, en que os nosos escultores a compás dos nosos poetas e dos nosos campesinos e señores que criaban o romance galego souperon esculpir ñas pequenas iglesias románicas nos claustros nas flor dos capiteles, no fermoso espacio que envolve unha ventana unha fenestra, souperon esculpir todos eses dogmas; seria unha cousa mui boa facer unha S Santa adorando e reflexionando diante das fermosas e bélidas representacións románicas que están en pedra esculpidas pra- sempre nos pórticos ou nos altares ou nos ábsides ou nos capiteles das nosas iglesias rurales  e das nosas insignes catedrales , porque esa Galicia leva a palma sobre as outras rexios de España e do mundo. E en ese momento é cuando aparece esta doctrina de Crito onde aparece Cristo todos conocedes a vida de Cristo. A vida de Cristo e emocionante; hai que pensar, aínda que sexa un pouco de ousadía pola miña parte que Cristo era como nos, que Cristo era un home, que Cristo tuvo as pasiós nosas, que Cristo sentiu tentaciós, que Cristo foi tentado polo demo, que Cristo estivo cuarenta días e cuarenta noites no deserto loitando contra o mal. Por eso nos temos ao mismo tempo que, compadecer-nos da nosa situación e orgullecer-nos dela, por o mismo fillo de Deus foi como nos, de maneira que non debemos tampouco  deseperarnos cando temos unha caída, cando cometemos un pecado sinon  saber restaurar a dignidade moral do noso ser eterno para ser un pouco iguales e ser un pouco dignos da amistade de Cristo, porque ante todo Cristo foi o amigo de todos. Cristo aparece como amigo. Cristo, xa se sabe cando entrou o Domingo de Ramos en xerusalen , o "Dominica palmarum" de tan fermosa ortodosia, de tan fermosos cántico cando o vento do deserto e o vento do Mediterranero se  mezclaban pará  facer cantar as palmas e as bandeiras e os loureiros que levaban as xentes.e aquel canto de"Hosanna" de liberación ,Crito entrou modestamente sentado nun burriño, como pode entrar un pastor calquera das nosas montañas en Santiago ou en Ourense, ou en calquera cidade. Entón foi aplausado extraordinariamente, pero os xudíos a mayor parte esperaban que ese reí de Israel(.,.) que son cultos de Cristo e dos seus apóstoles e tempo que neste sentido Galicia se levanta das convulsións da historia desta grandeza: que sempre foi o Reino de Cristo Sacramentado, e reino máis   antigo do cristianísimo romano na Península, en Europa Occ: e tamen na patria das mais maravillosa poesía lírica, o cristianismo vai ligado á poesía lírica, á poesía lírica máis maravillosa do mundo, porque nin sequera os laquistas ingleses nin os románticos do Rhin, dése fermoso Rhin de Goethe, de Schiller, cantado polos poetas xermanicos e que aínda hoxe parece que arrastra nas suas ondas aínda que están mui contaminadas, as estrofas sonoras dos cantos do Romanticismo alemán, aínda ese romanticismo alemán é mui pouco comparado co canto de Rosalía e co canto dos poetas troveiros galaico- portugueses da Idade Media cando naide pensaba no amor inmortal e na beleza física de muitas cousas eles chegaron modelos insuperables. Por eso  digo e teño sostenido como todos que conocen un pouco eu conozco mui pouco, non son erudito nin sabios que conocen un pouco a historia, a filosofía, a moral e a literatura da nosa térra Galicia,  a nosa característica é a saudade como os portugueses, despois de todo Portugal e unha prolongación nosa, e nos temos que amar a Portugal, non a esas xeneracións portuguesas máis ou menos democráticas ou aristocráticas, tanto dá, temos que amar ao portugués porque fala a misma lengua nosa, porque foi desarrollada en forma de cultura, pero os galegos- portugueses saben mui ben que a fonte do idioma dos Lusiadas, que e fonte do idioma de Almeida Garret, dos sonetos maravillosos de Anteiro de Quental, esa fonte este en Galicia, está nos montes, nas veiras das costas nas rías, nas costas abruptas de Galicia esa fonte e que eles teñen que vir muitas veces a quebrar a sede dos sei beizos cansados de tanta cultura e tanta civilización moderna, para volver a celebrar cantos constantes. Por eso vos digo eu que non devemos endaxamais pensar que Galicia pode ser máis grande pola civilización material Hoxe pensase moito en fábricas, pénsase moito en industrias. Está mui ben todo eso. Pero respetemos  os valores do espíritu, todos os valores inmortais. Que diferencia hai entre un home pobre quee vai vivindo pobremente pola rúas dunha cidade pero que "conozca" o grego, e "conozca" o evangelio e "sepa" falár con Jesús e  entenda a "lengua de Aristóteles, entenda a "lengua"dos filósofos i un rico rodeado de comodidades cun talón dun millón de pesetas e con tódalas comodidades que poida pasar o verano na Costa Azul, ou na Costa de Marfil, ou na Costa Blanca de España e todas esas cousas, dése luxo pagano, porque estamos falando , tratando de Cristo e da época de Cristo, da loita entre cristianismo e paganismo, i esa loita está, existe sempre, existe hoxe, existe constantemente existe en España i en todas as naciós do mundo incluso nas novas patrias de África e nos países lonxanos, é existe en nos mismos, que cada home é unha reproducción pequeña, e un microcosmos onde está condensada dunha forma máis ou menos acertada, máis ou menos conseguida, moitas veces mal conseguida outras veces optimamente conseguida, toda a temática nos atrevemos a decir, da historia Universal, é dicir da Creación de Deus, en cada un de nos se desenvolva  todos os días posiblemente en todos os minutos das vinte catro horas a loita entre paganismo e cristianismo, e hai que estar sempre, "no" hai que dormirse como os apóstoles, no Horto dos Olivos, no Horto de Getsemaní. Hai que estar sempre advertidos, porque a nosa alma é esperanza, a nosa alma é inmortal, I sabemo-lo mui ben, só os vellos que despois de fracasados os intentos da nosa vida sabemos que o noso camino está pechado polo muro triste do se¬pulcro. Os vellos cristianos apreciamos o sepulcro con medo,si, pero con respeto e hasta con unha certa alegría, porque sabemos que e o mellor de nos, ese algo bo que hai  en todo home por mui vil e por mui vicioso que sea, o mellor de nós non pode ser entregado á morte por que temos o testimonio de Cristo, que foi home como nós, e por eso dice
 S. Pablo, o mellor escritor do mundo, porque non houbo no mundo nin Cervantes,nin Dante, nin Camoens, nin naide que escribirá
coa gracia, coa elegancia, coa dicción poderosa(claro que era o Es- píritu Santo quen posiblemente o guiara) que San Pablo de Tarso dice "A resurrección de Cristo o terceiro día daqueles trinta e tres anos tres días da súa vida mortal na térra é a que nos garantiza e nos fai a promesa segura, que non pode mentir, de que nos tamén hemos de resucitar porque dice S . Pablo: Si os filósofos antigos, algúns pensaron na resurrección .Houbo tamén antas de Cristo algunhas mentes excepcionales como a mente de Virgilio, por exemplo, a mente posiblemente de Séneca que pensaron que a alma podía ser inmortal, pero non podían, non tiñan testimonio, que podemos decir " directo" deso, o testimonio da Pasión de Cristo nos enche a todos, por unha parte, de dor,de melancolía, ao ve-lo solo ,ao ve-lo triste, ao ve-lo sin amigos , ao ve-lo vestido dunha maneira cómica, cos farrapos para ser rido, para ser obxecto de burla e de ludibrio polos romanos e polos xudeos en momento da morte, na cruz tremenda, a cruz que nos enseña, a cruz que é, cando se condenaba a cruz era sempre a xentes vitales, a escravos e a vencidos: 0 sacrificio de morte dos ciudadanos romanos e da xente distinguida era a decapitación, por eso hai que per donar-lle tamén a S. Pablo cuando foi condenado a cruz el acordou-se que era ciudadano romano e dixo: "Son ciudadano romano"(Civis román sum") e pediu que lle cortaran a cabeza, en isto se esquenceu tamén da lección  do seu Maestro. E tan grande o pundonor e o orgullo dos pobres seres humanos. Por eso vos digo, habitantes, sobre todo a xu ventude e esta florida sociedade femenina de Viveiro que sodes mui felices, sodes mui dignos de gabanza porque sabedes conservar o explendor desa Semana Santa e polas vosas rúas, e sobre o fondo dos vosos  maravillosos paisaxes donde nestora a onda primaveral se quebra cun salaio  armonioso ñas plaias e nos roquedos, cando florecen os xar dis e florecen as almas dos xóvenes e o amor se encende en todos cando sabedes suspender as vosas alegrías e sabedes chorar e sabedes salaiar e sabedes sobre todo meditar fondamente sobre estes tres días de Pasión, e sabedes leva-lo dramáticamente ás vosas rúas, e chorades coas caídas de Cristo, e chorades con Simón Cireneo que axuda a levar o pesado leño da cruz, e chorades cando Cristo dice: "Ti estarás conmigo esta noite no paraíso”.Esas cosas que parecen sinxelas son
obras maestras da ciencia e da arte humana, son a "tragedia" maravillosa que non conseguiron nin os gregos , nin os romanos, nin Shakespeare nin ninguén, e por eso eu vos digo a mi "nueblo" de Viveiro que debéis  ser obxecto de envexa, obxecto de admiración e que vos manteñades dentro desta norma que e religiosa que e Cristiana que é gallega e que e a “suma cultura" que pode mostrar un pobo porque pensa na inmortalidade, porque pensa en Deus, porque pensa na páxina máis humana, máis profunda, mais fermosa que pode haber na historia humana e na historia divina. E con esto, e perdoade que vos teña tanto tempo, despido-me de todos porque non poido estar mais tempo con vos, deseando algunha vez se podo volver  polos vellos caminos Galicia que tan ben conozco, arrimado no meu báculo, que ten ben
pouco   de   apostólico   e si   moito   de   pobre   e   mendicante,    volver cara a vos   para   recibir    o   voso   saludo e   para   entrar   novamente   nesta   onda   de    simpatía,   de   amor,    de   elegancia   e   de   fidalguía,   de   cristianismo   en   fin,    que   significa   o   povo   de   Viveiro
Deo   Gratias!.


 

 

Publicado 08/07/11

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