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--- Semana Santa Viveiro ---

Semana Santa Viveiro

Publicado 26/12/15

Belén de la Venerable Orden Tercera Franciscana de Viveiro

 

 

 

 

Publicado 25/12/15

 

Publicado 24/12/15

 

 

Publicado 24/11/15

Navidad, símbolo y significado


El periodo navideño está adornado de multitud de símbolos tradicionales que ya han pasado a formar parte de nuestra cultura. Cada uno de estos elementos esconde tras de sí un significado profundo cuyo conocimiento nos ayudará a vivir una buena Navidad. 

La Navidad es el período más feliz del año. La gente sonríe con más facilidad. Da gusto ir caminando por las calles y ver tiendas llenas de regalos, anuncios felicitándonos por la Navidad y el año Nuevo, adornos, luces, estrellas, árboles de Navidad, Santa Claus, nacimientos o belenes… Todos encuentran motivo para sentirse más hermanos, para reunirse en familia y dejar los problemas para después. Cada uno de los símbolos que tanto ambiente crean y tanto regocijo nos dan tiene un significado muy profundo. Muchos lo desconocen y se quedan sólo en el adorno, sin llegar a la rico significado que hay detrás de él.

Por ejemplo, la historia del popular árbol de Navidad. Los antiguos pueblos nórdicos europeos tenían la costumbre de adornar ciertos árboles de hojas perennes durante los últimos días de diciembre, durante el invierno, cuando toda la naturaleza parece muerta y fría. Su verde perenne era símbolo de la inmortalidad. Al convertirse al Cristianismo, los primeros cristianos, que eran muchas veces provenientes de la cultura pagana, conservaron la tradición, pero cambiaron totalmente el significado, refiriéndolo a Cristo como “Nuevo árbol de Jesé (Is. 11, 1-3).

San Bonifacio (680-754; obispo y mártir), patrón y evangelizador de Alemania, llegó a la ciudad de Geismar la víspera de la Navidad y cortó de raíz una encina considerada sagrada. En su lugar, al día siguiente, día de Navidad, plantó un pinito verde, y lo señaló como símbolo del nacimiento del Hijo de Dios. A partir de entonces un árbol verde adornado con objetos brillantes alumbra las casas, símbolo de la vida eterna que Cristo nos trajo al mundo, la perpetua primavera de la gracia. Del norte de Europa la tradición se extendió a los Estados Unidos y de ahí, al mundo entero.

El famoso Santa Claus es en su origen san Nicolás de Mira. Vivió en el siglo IV en Mira (la actual Turquía). Existen numerosas leyendas sobre su persona y la fama de su nobleza y generosidad. Por ejemplo, cuando era joven, arrojó por la chimenea una cuantiosa suma de dinero a un padre que no podía casar a sus hijas porque no tenía dinero para la dote. Su cuerpo fue trasladado a Bari, (sur de Italia) en 1087. Su fama de extendió por toda Europa, hasta llegar a Rusia de donde es copatrono junto con san Andrés. Los holandeses levantaron muchos altares en su honor y se cree que fueron colonizadores neerlandeses los que llevaron la devoción del santo a los Estados Unidos donde se difundió la fama de Santa Claus (este nombre es la deformación del original San Nikolaus).

La gran generosidad de la que hizo gala toda su vida le valió ser el simpático personaje que regala juguetes a los niños. Al inicio se le representaba con traje de obispo, como era en la realidad. La imaginación popular y la mercadotecnia han añadido el rubicundo anciano de barba larga y blanca, con un costal lleno de regalos a la espalda, la tronante y alegre risa, y el trineo volátil tirado por renos.

Es más evidente y en sí inmediato el significado religioso de los Nacimientos (en América Latina) o Belenes (en España). San Francisco de Asís fue el que instituyó esta costumbre. En la víspera de Navidad del 1223, movido por el deseo de revivir el nacimiento del Señor en el establo, montó el primer Nacimiento del que se tenga noticia en una cueva del bosque de Greccio (aldea italiana en la región toscana) con personas y animales reales.

El hecho obtiene simpatía entre la gente. La costumbre de representar la cueva de Belén en el período navideño se extiende por toda Europa y América. Esta tradición adquiere fuerza sobre todo en los países de cultura latina. En algunas partes hay concursos de belenes, donde se hacen verdaderas obras de arte.

La misma fecha de Navidad, el 25 de diciembre, tiene un origen peculiar. En la Roma pagana, anterior al Cristianismo, se celebraba la fiesta del nacimiento del sol invicto: natalis solis invicti en latín. Esta fecha era celebrada también por los celtas, germanos y otros pueblos antiguos. La fiesta tenía un significado religioso y psicológico. El 25 de diciembre coincide con el solsticio de invierno, el momento en el que el sol alumbra menos, pero empieza a su vez la prolongación de su imperio.

El astro de la luz había descendido en ese momento a su punto más débil, lo cual infundía al hombre primitivo terror de que las tinieblas pudieran apagarlo. Sin embargo, a partir del solsticio, el sol volvía a crecer en luz y calor, invicto e invencible. Celebrar ese resurgimiento tenía el significado de contraponer la luz a las sombras, la vida a la muerte. Los primeros cristianos vivían en la cultura romana, y conocían esos ritos.

El Cristianismo, que respeta lo que de positivo hay en las culturas, tomó el aspecto positivo de la fiesta. Jesús mismo se definió la “Luz del mundo”. Además, la misma posición del sol ayudó a cristianizar la celebración. Los paganos veían el oriente como el origen de la luz y de la vida, lux ex oriente, decían los latinos.

El Cristianismo, nacido en oriente respecto al antiguo mundo clásico aprovechó estos elementos de cultura y religiosidad para anunciar más fácilmente el mensaje cristiano. A partir de ahora el “sol” que nace será Cristo, y con Él la luz que ilumina nuestras almas en el camino a la salvación. Este mismo significado de la luz lo tienen las innumerables velas y luces que bellamente adornan el entorno navideño.

El mismo nombre de la celebración, Navidad, es la deformación castellana del latín nativitas, que propiamente significa nacimiento, nacimiento del Salvador. Hemos visto cómo muchas de las tradiciones han venido de ambiente pagano y se han cristianizado, pero el proceso que se verifica ahora es justo el contrario: tradiciones cristianas que se paganizan. El sentido de la Navidad ha desaparecido frente a las grandes ofertas navideñas. La gente prepara con semanas de antelación sus vacaciones navideñas, pero pocos saben lo que se celebra.

No es malo disfrutar de un buen descanso durante este período, que se goce de una buena cena, de unos buenos regalos y de la compañía de los seres queridos. Como cristianos, no somos ni materialistas ni maniqueos. Cristo vino a redimir al hombre entero, en su cuerpo y en su alma. Todos estos bienes materiales y sensibles son buenos y legítimos. Pero lo que no podemos aceptar es que el sentido de la Navidad se reduzca a ello. Hay tanta felicidad en el período navideño porque hay Uno que vino a salvarnos y esta es la fuente de la alegría y la celebración.

Dios quiera que esta Navidad sea diferente a las demás. Cuando veamos el árbol navideño, las luces, el Santa Claus, los belenes o nacimientos, que no nos quedemos en qué bonita decoración o qué bien se ve, sino que penetremos en el rico significado que quieren darnos: Jesucristo nace para darnos la luz y la vida inmortales.

Un período navideño vivido así, nos traerá más prosperidad y sosiego que los simples regalos y vacaciones. A la celebración material añadamos la celebración espiritual y tendremos un período plenamente feliz. Que al centro de las celebraciones, esté el celebrado y que no nos olvidemos del festejado en su fiesta. Si toda la fiesta la centramos en su significado espiritual, tendremos las navidades más felices y fecundas de nuestra vida.

 

 

 

Publicado 5/12/15

LOS ESPAÑOLES VOLCADOS CON LOS BANCOS DE ALIMENTOS

Viveiro, 30 de noviembre 2015. Colaboración de la Xunta Cofradías de la Semana Santa de Viveiro.

En este pasado fin de semana, la III Gran Recogida de Alimentos, organizada por la Federación Española de Bancos de Alimentos en conjunto con los 55 Bancos de Alimentos, se ha convertido de nuevo en una auténtica Fiesta de la Solidaridad en nuestro país.

Esto ha sido posible gracias al inestimable esfuerzo de todo un ejército pacífico formado por miles y miles de voluntarios jóvenes, mayores, hombres, mujeres, grupos de chavales, amas de casa o matrimonios armados con sus petos, que a lo largo de todo el fin de semana han tomado las tiendas de toda España para, una vez más, conseguir que los españoles llenaran las despensas de los Bancos de Alimentos.

También lo ha posibilitado el apoyo de las empresas colaboradoras de todos los sectores y el de las cadenas de distribución alimentaria facilitando y haciendo posible la organización de la campaña para estar presentes en los 10.100 puntos de recogida, asi como la generosa y amplia cobertura que han dispensado los medios de comunicación.

Pero el verdadero protagonista de esta Gran Colecta Anual ha sido el extraordinario espíritu solidario que ha vuelto a mostrar la población española sin distinción. Esos millones de donantes, que en un goteo incesante se acercaron con sus bolsas y incluso carros llenos a los puntos de recogida, a los que los Bancos de Alimentos quieren agradecer su generosidad y solidaridad porque dan sentido completo a la iniciativa.


Una solidaridad que se traduce en millones de kilos de alimentos que se han ido almacenando en los contenedores de las mesas de recogida.

Haber alcanzado 22 millones de kilos de alimentos de recogida en esta campaña, es todo un récord. Primero por la cantidad, ya que supone un incremento de un 5 % respecto al año pasado. Pero también por la calidad de la donación, ya que este año se pedían alimentos más nutritivos y por lo tanto más caros. Esto coloca a la campaña española a la cabeza de la Unión Europea. Desde hace años, en países como Francia, Italia y Portugal se celebran colectas anuales similares, pero no llegan a alcanzar cifras de recogida ni de lejos parecidas a las nuestras.
En este sentido, el presidente de FESBAL, D. Nicolás Mª Palacios Cabero, ha manifestado que “es una buena noticia entre tantas otras malas que el pueblo español haya demostrado una actitud de aprecio y solidaridad por los demás. Los españoles nos han donado 22 millones de kilos de alimentos, pero no dan lo que les sobra, dan lo que le hace falta al otro demostrando que la generosidad es más que un sentimiento, es una determinación por empeñarse en el bien común”.

Esta campaña de la Gran Recogida de Alimentos constituye para los 55 Bancos de Alimentos de España su principal y más rápida inyección de producto para llenar sus despensas. En 2014, la Gran Recogida representó más del 18 % de lo que la organización recoge a lo largo del año.
Esto supone que con lo que se obtiene durante el fin de semana que dura la campaña, los Bancos de Alimentos tienen casi dos meses alimentos para distribuir a las familias que lo necesitan.


En la actualidad, a pesar de que se están aumentando las acciones de reparto alimentario cada año, los Bancos de Alimentos se encuentran con un déficit de productos para repartir entre las personas desfavorecidas que existen en el país. Por eso, se ha instaurado esta campaña de recogida anual a nivel nacional que recarga los almacenes. Pero también porque ayuda a encarrilar a la organización en la senda de uno de sus objetivos prioritarios en la actualidad: recobrar la cifra de los 100 kilos/persona/año que se distribuían al comienzo de la crisis. Si se consigue, la próxima meta será alcanzar los 115 kilos/persona/año que suponen cerca de los 400 gr mínimos que, según la FAO, necesita una persona para alimentarse.

Los Bancos de Alimentos son para la sociedad española una ONG notoria, transparente y sobre todo eficaz. Gracias a su férrea estructura organizativa de voluntariado, por cada euro que se gasta en los Bancos de Alimentos, se devuelven 39 euros a la población necesitada.


La espectacular participación de los españoles durante la Gran Recogida es la mejor muestra de su convencimiento.


 

 

Fuente:  www.bancodealimentos.es

 
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