Publicado 13/05/12 13/05/14
Quince años viviendo en el Santuario de Fatima de Bravos
Fueron quince años que residí en Bravos como rector del santuario y párroco de la misma iglesia. No se si fue mucho tiempo o podría ser màs.Lo que es cierto que fur una etapa de mi vida, donde pude experimentar tantas experiencias de peregrinos que se encontraron con mucha paz interior, también soy testigo de curaciones del espíritu y del cuerpo.Son estas intervenciones de Dios , por intercesión de su Madre, que siempre quedaran en el secretro y en el silencio emotivo de rostros sufrientes, pero también mucho de ellos al salir de la casa de la Virgen se veian transformados, brillantes de luz repleta de paz interior.
En Bravos , son muchos los petregrinos, y soy testigo, que se encontraron con Dios después de un largo tiempo de búsqueda. El templo de Bravos, y sobre todo la imagen de la Virgen son testisgos de lágrimas deslizantes que dan sosiego y tranquilidad a muchos corazones desgarrados.
Los sacramentos del Perdòn o Reconciliaciòn y de la Ecuaristia marcan un antes y un después de la peregrinación de cada una de las personas que acuden al Santuario.
La oración ante la mirada de Nuestra Señora de Bravos, como le llaman algunos , de gentes de distintas edades, son un reflejo de que en este santuario se puede apreciar una presencia especial de la divinidad, es decir de Dios , y de la maternidad del la Virgen Madre.
Podrìa escribir muchas experiencias que quedaron guardadas en mi corazón. Es cierto que en cada Santuario se hace presente la intervencciòn de Dios. Pero es bien cierto que en Bravos existe algo muy especial de carater sobrenautral, que no soy capaz de expresar con palabras. Os propongo que acudeis a la cita con la Virgen y lo comprobareis.
Xosè Romàn Escourido. Delegado Episcopal de Santuarios y Peregrinaciones. Ex párroco de Bravos
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