Pregón 1954 |
Escrito por Administrator |
Jueves, 19 de Marzo de 2009 17:29 |
Platerescos adornos, archivo!- ay, amigos, que San Francisco de Vivero tiene, para orgullo propio y admiración de extraños, unas ojivas que nacieron para lanzarse sin trabas hacia los cielos; y si alguna hallaron fue la de que la ojiva ha de casar con los otros elementos, y los otros no podía seguirla en su vuelo hacía las alturas! Quizás subieron tanto por mor de ver lo que tras del monte de San Roque ocurría; quizás fuera por prurito de competir con las ojivas que rasgaban los ábsides góticos de Lugo, de Pontevedra, de Betanzos; quizás fuera por convertirse en símbolo de las aspiraciones vivarienses, gráficamente expresadas hoy en el lema de una de las Cofradías: «Siempre más y siempre mejor»; quizás... Mas, cabalas aparte, digamos que San Francisco de Vivero—piedra gótica asentada en lo románico—viene a ser como una dama antigua, que alza su frente hacia el mar, por ver las maravillas de la ría, y que se apoya, como en una «cadeira» amplia ornada de guardamecí verde—ópalo, en la loma de Altamira. Damas vivarienses—¿por qué no viveíregas?—de pasadas centurias, que bien podían apelarse Pardo de Cela, o Freyre de Andrade, o Miranda, o Sarmiento, llegaron en otras épocas, escoltadas de fámulos y balanceando haldas, hasta el recinto de esta iglesia. Hoy la iglesia franciscana se esté allí, al arrimo de la loma vivariense. Mas allí está también la devoción de los hijos de Vivero, encendida de suyo, pero avivada por el celo y el fuego apostólico de Francisco, el otro Francisco, sacerdote que hoy rige y dirige, afirma y confirma este templo y la grey que en él se congrega. |
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