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Venerable Orden
Tercera Franciscana |
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El
establecimiento de
la Venerable Orden Tercera Franciscana
de Penitencia en Vivero, data de los primeros
tiempos de la fundación del convento de San Francisco
en la villa, o sea, del siglo XIII. A ella pertenecieron, entre
otras muchas personalidades, la Beata Constanza de Castro, doña
María Sarmiento, doña María de las Alas Pu-mariño,
doña Margarita Pardo de Cela, don Carlos Mazzo-leni,
don Benito María Galcerán Mosquera y los Obispos de Mondoñedo
limos, señores don Bartolomé Cienfuegos
y don Tomás Iglesias Barcones.
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En los siglos
XVII
y siguiente, en que le fueron
adjudicados los efectos, alhajas y cera de las extinguidas
cofradías de la Purísima Concepción y de la Vera. Cruz,
alcanzó la Tercera Orden gran esplendor y muchos de sus
congregantes usaban hábito descubierto, cuya concesión
se hacía después de una rigurosa y secreta información,
acerca de si e] postulante era hijo de cristianos viejos,
libre de judaísmo o descendiente, dentro del cuarto grado,
de judíos moros o recién convertidos a la fé; si deba buen
ejemplo en el pueblo donde habitaba; si los padres, para su
sustento y descanso, podían prescindir del solicitante;
si éste tenía medios de vivir con decencia y sin necesidad de
mendigar; en el caso de tratarse de moza soltera, había
de declarar si tenía dada palabra de casamiento, y las
mujeres casadas habían de tener el consentimiento de sus
maridos. |
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En un principio la Hermandad no tenía capilla y
las funciones y ceremonias de su culto las celebraba en
la
iglesia conventual, en cuyos altares se veneraban las
imágenes
de su propiedad. Así, la efigie del Ecce-Homo estaba
en el retablo de San Blas, hoy desaparecido, y la
imagen de la Dolorosa, adquirida el año 1741, se colocó
en un altar provisional, situado donde ahora se halla la
puerta de ingreso a la capilla.
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Los religiosos franciscanos cedieron a la Tercera
Orden, el 2 de Julio de 1741, <el sitio y territorio que había
entre las dos capillas de S. Antonio y S. Ildefonso, ¡a
lado derecho de la iglesia del mencionado convento de
S. Francisco de la propia villa y en el extramuro de ella,
para que en el nominado sitio y hueco, los hermanos de
dicha reverenda Orden Tercera pudiesen fabricar uno
decente copula, a fin de que pudiesen servir y usar
í/e
ello en sus funciones, colocar las imágenes y más conducente a
su Instituto, régimen y veneración del culto divino,
cuya cesión y derecho de territorio les cedió para siempre.
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Jamás*.
En la escritura de donación se señalaban las funciones
públicas y generales que se'habían de celebrar en
la capilla y eran las de San Luis, Rey de Francia, Santa
Isabel de Hungría y de los cofrades difuntos, así como los
demás ejercicios propios de la Orden. (1)
La edificación de la capilla se comenzó en el mismo
año y como testaba, por la parte de abajo, con la de
San Ildefonso, perteneciente al vínculo y mayorazgo que
poseía doña Gertrudis de Araña Sanjurjo Montenegro,
esposa de don Pedro Pardo de Cela Ulloa; estos señores
hicieron protestas relativas al perjuicio que podía resultar
de las obras y desagües de la capilla en construcción,
lo que motivó el nombramiento de peritos por ambas partes,
quienes dictaminaron que no se causaba ningún daño
a la de San Ildefonso, y, en vista de este informe, se otorgó
una escritura de concordia el 7 de Abril de
1742.
(2)
El día 12 de Agosto siguiente fue consagrada
solemnemente la capilla, colocándose en
ella
la Santísima
Virgen y celebrándose varios actos religiosos, entre ellos
un novenario, dos sermones y una misa cantada, a cuyas
ceremonias asistieron, con general aplauso y devoción, la
comunidad franciscana, la Hermandad y el pueblo.
En el mes de Marzo del año
1754
se concertó
la Orden Tercera con el escultor don Juan Antonio Martínez,
vecino de Moeche, para ia construcción del retablo
de la capilla, por el cual se abonarían cuatrocientos ducados
de vellón; dicho altor no fue del agrado de los congregantes,
por *no estar nada conforme al arte ni arreglado
a lo capitulado»,
y se hicieron gestiones con el citado
artista para que lo recogiese y devolviese el dinero que
había percibido; mas como estas diligencias fracasaron, se
acordó, en el año 1 757, vender el retablo al Párroco de Santa
María de Cabanas. En sustitución del altar
desechado, encargaron otro a los maestros escultores don
Gregorio Marino, natural de San Pedro de Muro, juris-didón
de'Noya, y don Roque Nandín, vecino de Santa
Marta de Ortigueira, con arreglo a los planos presentados
por el primero, ajustándose la obra, en el mes de Enero
de 1 758, en cinco mil doscientos reales; quedando obligada
la Tercera Orden a dar las maderas necesarias y a
elevar el techo de la capilla. El altar fue pintado por los
cofrades y artistas viverienses don Manuel Francisco Moure y don
Manuel Vidal, quienes se comprometieron a dar terminada la
pintura para el día 25 de Marzo de
1770 y recibieron por ella cuatro mil seiscientos reales. (3)
El retablo es churrigueresco, de ostentosa y
profusa ornamentación; ocupa toda la pared oriental de
la capilla y tiene puertas practicables que dan paso a
la sacristía.
Los Terciarios encargaron al platero don Juan
Balseiro, perteneciente a la Hermandad, unas arañas de
plata de seis brazos y de cuarenta onzas de peso cada
una, que se pagarían a razón de siete reales por onza,
y fueron estrenadas en la novena de la Virgen de los
Dolores del año 1776; años después adquirieron un
cortinaje para el adorno de la capilla, que se colgó por
vez primera en el novenario del año 1785.
Durante la invasión francesa en la villa de Vivero,,
en el mes de Febrero de 1809, la soldadesca
saqueó la capilla y robó el cáliz con su patena, la espada
de plata dorada de la Virgen, la cruz y remates de!
estandarte y demás objetos de valor; posteriormente la
congregación adquirió otras alhajas y una devota donó
la espada de plata de la Dolorosa.
La Venerable Orden Tercera tenía la piadosa
costumbre de dar una comida anual a los pobres de la
cárcel, a cuyo acto asistían los hermanos en forma de
Comunidad, con las insignias y el Santísimo Cristo, y celebraba
mensualmente la procesión del Cordón, a la que
concurrían los religiosos de la primera orden; esta antigua
práctica fue interrumpida durante la invasión francesa'
y se restableció en el año 1816.
La Tercera Orden acordó, en el año 1834,
hacer la Cruz de la Soledad, que ostenta en las procesiones
de la Semana Santa, a imitación de la que
salía de Santo Domingo en el
desfile del Santo Entierro, y, en
el mismo año, consiguió autorización del Padre
General para guardar la Sagrada Eucaristía en el sagrario
de la capilla.
Después de la expulsión de ¡os frailes franciscanos,
acaecida en el año 1835, (a venerable Hermandad
que languideciendo hasta llegar a extinguirse;
pero, el día 13 de Agosto de 1899, se realizaron en
la iglesia de San Francisco, convertida en parroquial de
Santiago, los actos religiosos para la solemne restauración
de la secular Orden Tercera de Vivero, nombrándose
la Junta de Discretorio para el gobierno de la
misma, y desde entonces continúa celebrando con gran
devoción sus cultos, entre los que descuellan los propios
de la Semana Mayor, teniendo a su cargo las brillantes
procesiones del Domingo de Ramos y Jueves Santo,
e! Paso del Encuentro y lo majestuosa vuelta del Calvario,
llamada vulgarmente procesión d'os Caladiños.
NOTAS:
[1]
Protocolo det Eícribono <jDn íuon Bcnorio
Sonjurjo Monlenegro. afo
1741. folio Í9. Archivo notarlol de Vivero.
[2]
PtcIc
. o del Escritorio don Juan Rodríguez Vr2oso, ano 174?. 'ojio
37.
Archivo noloriol de Vivero.
|3] Den Jejm Noyó Gofliúiei: itlcméndas
v¡»o'ienios>. «El Eco da Vivero-,
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